Cada niño o niña tiene su ritmo de aprendizaje, también a la hora de aprender a vocalizar. Generalmente, los fonemas que generan más dificultades son «S» y «R», cuya mala pronunciación se conoce como seseo, ceceo o rotacismo.
Hasta los 5 años es común que no pronuncien de forma correcta esas letras, ya que el uso del chupete, la pérdida de dientes de leche o los ronquidos nocturnos no ayudan a ello. Sin embargo, pasada esa edad deberían ir afinando su pronunciación. Cuando no se aprecia una evolución es recomendable acudir a un especialista para comprobar si es necesario trabajarlo con un logopeda.
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Además, es posible realizar ejercicios en casa con el objetivo de mejorar la agilidad y la fuerza de los músculos que intervienen en la vocalización, ayudando a los peques a articular los sonidos con mayor precisión y que puedan expresarse con claridad. A continuación te proponemos varias actividades para hacer juntos con ese objetivo.
Leer cuentos personalizados
Sin lugar a dudas, la mejor forma de que un niño o una niña mejore su vocalización es hablando mucho. Para hacerlo, lo mejor es darle conversación y que explique su día, cante, o responda muchas preguntas… y que sobre todo lea cuentos en voz alta. A esas edades, se encuentran en una etapa de la lectura muy importante para su desarrollo, por lo que la lectura ayudará al desarrollo del niño o niña en varios aspectos.
¿Por qué cuentos personalizados? Porque es imprescindible que lean por gusto. Con los libros personalizables, en los que ellos son los protagonistas, logramos que se identifiquen al máximo con la historia y quieran leer hasta el final para saber qué aventuras les deparan.
Yo leo los tres cerditos es uno de los cuentos clásicos que más gustan a los peques. En esta adaptación, el niño o la niña acompañará a los tres cerditos para aprender de primera mano el valor del trabajo bien hecho. Otro libro que triunfa entre los peques de esta edad es El dragón de las estrellas y yo, en el que el pequeño o pequeña protagonista acompañará al dragón Dúgul de regreso a su hogar perdido y, por el camino, vivirán aventuras y conocerán personajes maravillosos.
Lo más importante a la hora de leer juntos es intentar no corregir a tu hijo o hija, ni mucho menos hacer mofa. Con eso solo conseguirás que se inhiba y que el problema se agrave, justo lo contrario de lo que se busca con estas actividades..
Hablar con un lápiz en la boca
Un ejercicio de vocalización muy popular es el de hablar con un lápiz en la boca. Para ello, el niño o la niña tiene que ponerse un lápiz entre los dientes y, sin dejarlo caer, puede cantar su canción favorita, explicar algo sobre sus juguetes, repetir frases que le reciten, etc. Esto le servirá para fortalecer la musculatura que interviene en la articulación, así como tomar conciencia sobre dónde va la lengua a la hora de pronunciar cada fonema.
Ejercitar labios, lengua y boca
Hay juegos muy enfocados a trabajar músculos que intervienen en el habla. Para que no resulten aburridos, os recomendamos que los hagáis junto a ellos, os toméis fotos y que lo convirtáis en un momento lleno de risas. Algunos ejercicios muy beneficiosos son:
- Sacar la lengua hacia afuera y moverla a los costados.
- Enrollar la lengua e intentar hacer un tubo.
- Tirar muchos besos al aire.
- Soplar como si fuesen el lobo de Los tres cerditos.
- Abrir la boca al máximo, como un cocodrilo.
- Sonreír e, inmediatamente, poner cara triste.
- Silbar imitando algún sonido o canción.
Ejercicios delante del espejo
Por último, para trabajar específicamente los sonidos que más les cuesta pronunciar, es muy útil usar un espejo. Primero, hay que enseñarles cómo se vocaliza correctamente, dejándoles ver dónde se debe poner la lengua y los labios, y enfatizando los movimientos que debe hacer. Acto seguido, pídele que te imite frente al espejo. Será una actividad muy útil para que vean qué hacen diferente y cómo cambiarlo.
