Vocabulario emocional: cómo practicarlo con los niños

Vocabulario emocional

Cuando los niños y las niñas hablan de sus emociones suelen usar pocos términos. En unos cinco o seis adjetivos expresan a grandes rasgos qué sienten, pero existen muchísimas palabras que les ayudarán a identificar, reconocer y afrontar sus emociones de forma más precisa y adecuada.

Para lograrlo es importante desarrollar un vocabulario emocional que les ayude a responder más allá de «bien» o «mal» cuando les preguntemos cómo están. Además, dar nombre a aquello que les ocurre refuerza su confianza y reduce la vergüenza de sentir alguna de esas emociones. Gracias a saber que es algo que tiene una palabra para definirlo, los peques no reprimen ni limitan tanto su expresión emocional.

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Cuanto antes desarrollen un buen vocabulario emocional, más afinada estará su madurez emocional al crecer. De hecho, es una de las bases de la educación emocional. A continuación te damos 4 ideas para trabajar el vocabulario emocional con los niños.

Revisar la rueda de las emociones

Existen más de 100 palabras para expresar los sentimientos. Tanto los niños como muchos adultos solemos quedarnos con las 6 más básicas: felicidad, sorpresa, ira, miedo, tristeza y asco. Sin embargo, cada una de ellas tiene muchas posibilidades, las cuales definen con más precisión aquello que nos pasa. Por ejemplo, un niño puede estar sorprendido, pero dependiendo de si está «entusiasmado» o «confundido» sabremos si esa sorpresa lo es para bien o para mal.

Una gran actividad para hacer en casa es imprimir esta rueda de las emociones y colgarla en un sitio muy visible, como en la nevera o la habitación. Cada vez que el peque no sepa cómo expresar lo que siente puede acudir a ella para encontrar la palabra exacta. Para ello también será muy importante que los padres, anteriormente, les hayamos explicado el significado de cada una.

Fijarse en las emociones de los cuentos

Los cuentos son ideales para que los niños aprendan sobre vocabulario emocional. En ellos hay ejemplos perfectos sobre qué significa sentirse de una forma u otra y, además, es una manera muy útil de crear empatía hacia los demás.

La búsqueda del tesoro es un cuento personalizable que habla sobre las emociones de forma fantástica. En la historia, el niño o la niña se convierte en protagonista y navega a bordo de un barco en busca del tesoro más valioso del mundo. En su travesía encontrará personajes de todo tipo, cada uno de los cuales expresa una emoción distinta.

Llevar un diario de las emociones

Hacer un diario de las emociones es un ejercicio muy interesante a la hora de ayudar a entender los sentimientos. La mejor forma de llevarlo a cabo es, cada día, apuntar qué cosas le han provocado emociones fuertes. Por ejemplo: «me he sentido celoso cuando mi hermano ha usado uno de mis juguetes» o «me he sentido orgullosa porque mi mamá me ha felicitado por mi dibujo».

Si el niño o la niña sabe escribir, puede hacerlo él/ella mismo/a. Si no, lo podemos completar los papis a base de preguntas. 

Vincular emociones y reacciones

Tan importante es detectar qué cosas hacen despertar determinadas emociones a los niños como ver cuáles son las reacciones ante cada situación. Para ello podemos hacer dos listas, una en la que haya varios sentimientos y otra con varios tipos de reacciones. 

Los peques deberán relacionar mediante flechas cada emoción con la forma que creen que tienen de reaccionar. Por ejemplo, unos cuando se sienten enojados gritan, algunos enmudecen, otros lloran…

Identificar y manejar las emociones es un trabajo a tiempo completo, tanto para los niños como los adultos, pero mediante el vocabulario emocional será mucho más sencillo. 

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