El Principito es uno de esos libros extraordinarios que hay que leer cuando eres pequeño para redescubrirlo de mayor. Con la edad entendemos algunas referencias que seguro que se nos habían pasado por alto de niños, aunque ahora quizás vemos el sombrero en lugar de la serpiente que se ha comido al elefante.
Una pregunta muy repetida entre todos aquellos padres que quieren que sus hijos disfruten de El Principito, habitualmente porque son fans de este clásico, es la edad mínima recomendada para leer el libro. En este artículo la vamos a responder.
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Además, te presentaremos nuestro libro de El Principito personalizable, un regalo para toda la vida.
¿A partir de qué edad leer El Principito?
La edad recomendada para leer El Principito es a partir de los 6-7 años. Con esa edad, los niños y las niñas empiezan a leer sus propios libros ¡porque han descubierto hace poco los placeres de la lectura!
El Principito es una historia que permite identificarse con el personaje muy fácilmente y los dibujos que acompañan al texto lo hacen muy ameno. El protagonista es un pequeño príncipe que emprende un viaje de vuelta a su planeta y de camino se encuentra con personajes muy distintos, que invitarán a soñar al pequeño lector con ser él quien mantiene esas conversaciones.
Aunque en los primeros cursos de Educación Primaria los niños y las niñas ya empiezan a leer solos, El Principito es un cuento ideal para leer juntos padres e hijos. Se habla de temas como la amistad, la pérdida o el amor, cuyas distintas interpretaciones pueden llevar a una bonita conversación, ya sea porque el niño o niña tiene preguntas o para ayudarle a comprender ciertos aspectos que se consideren interesantes.
El Principito, ¿un libro para niños?
El autor de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry, nos da una pista sobre cuál quiere que sea su público en la dedicatoria del libro original. Dice así:
«A Leon Wert
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Y tengo otra excusa: esta persona vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueron suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas mayores han sido niños antes (pero pocas lo recuerdan). Corrijo, pues, mi dedicatoria:
A Leon Werth cuando era niño»
De aquí extraemos que Saint-Exupéry escribió el libro para niños, por eso usa un lenguaje bastante simple en toda la obra, pero también para adultos, invitándoles a revivir la creatividad de su infancia y a reflexionar con metáforas que se pueden aplicar durante toda la vida.
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No solo resulta un regalo muy bonito para un niño o niña de unos 6 o 7 años. También es un detalle perfecto para aquellos adultos enamorados de la historia de Saint-Exupéry, especialmente los que tienen el espíritu de la niñez muy vivo en su interior.
